El lugar de Moreruela fue entregado por Alfonso VII de Castilla y León, el Emperador, a Ponce de Cabrera como compensación por los servicios prestados y con el mandato que este último promoviera la construcción de un monasterio que debería seguir la regla de San Benito. Aquel Ponce era una figura importante de la corte castellano-leonesa, vizconde de Girona, Cabrera y Àger, que posiblemente llegó al reino de León el 1127 acompañando a Berenguera de Barcelona (hija de Ramón Berenguer III) que se casó el año siguiente con Alfonso VII de León. Él mismo se emparentó con la casa de los Traba, con intereses en Galicia, y también participó en la fundación del monasterio de Nogales (León).

Una donación efectuada por Fernando II de León al monasterio de Moreruela en 1158 lo menciona bajo el patrocinio de Santiago pero en una bula del año 1163 ya figura con el nombre de Santa María de Moreruela y que en ese momento era un establecimiento cisterciense. Gracias al apoyo de la monarquía y la nobleza, Moreruela se convirtió en un centro monástico de primer orden y con un patrimonio considerable, aquella época de expansión se desarrolló entre los siglos XII y XIII, pero en el siglo XIV sufrió un estancamiento e incluso cierta decadencia, pero aún así mantuvo un patrimonio considerable que permitía el sostenimiento de su comunidad, menos numerosa que en la edad media.

Alfonso VII de Castilla y León con Ponce de Cabrera
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