Este convento fue fundado por voluntad de Justa Rodrigues Pereira y en 1489 se obtuvo la licencia correspondiente del papa Inocencio VIII, la construcción de la nueva casa se ​​llevó a cabo a partir del año 1492 con el apoyo de Juan II. La comunidad, integrada por siete monjas clarisas coletines procedentes de Gandia, entre otras, ingresó en 1496. La nueva casa se puso bajo la tutela de los frailes menores observantes y participó en la fundación del monasterio de la Madre de Deus de Lisboa. Tras la extinción de las órdenes religiosas en 1834, el convento se mantuvo hasta la muerte de la última monja, en 1888. Ha sido restaurado.