En la catedral
de León existía una comunidad de tipo episcopal con
canónigos, al menos desde el siglo X y que en algún momento
adoptó la regla de san Agustín. Debido a su estado de
decadencia esta canónica fue secularizada por el obispo Don
Diego, el 1120. El prior de esa comunidad, Pedro Arias,
intentó su restauración y consiguió del obispo unos terrenos
en Carbajal, (Carbajal de la Legua, en el norte de León)
donde en 1144 fundaron una canónica agustiniana.
Poco después,
en 1148, Alfonso VII y la infanta Sancha, su hermana,
decidieron el traslado de esta comunidad al monasterio de
benedictinas de San Isidoro (antes San Pelayo), por lo que las monjas se
trasladaron a Carbajal de la Legua, mientras que los canónigos ocupaban San
Isidoro. El mismo Pedro Arias, fundador de Carbajal, ocupó
el cargo de prior en San Isidoro. Inicialmente dependía de
la catedral de León, pero muy pronto pasó a depender
directamente de Roma. |