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Se trata de un monasterio levantado alrededor del año 900 al abrigo del castillo de Vergy por el conde Manasés I de Chalon (c875-c918) también señor de Vergy, y su esposa Ermengarda. Los fundadores aportaron al monasterio las reliquias de san Vivencio (Viventius, Vivant) que habían llegado a la Borgoña desde el Poitou hacia el 868 traídas por los monjes de un pequeño monasterio de aquella región fugitivos de las invasiones de los normandos. Se considera también que el lugar elegido para establecer el monasterio era el del sepulcro de san Guérin de Vergy (hermano de Leodegario de Autun) del que también se veneraban sus reliquias en la iglesia del monasterio. Esta abadía de Saint-Vivant fue una de las muchas que reformó Guillermo de Volpiano (962-1031) y se incorporó a Cluny alrededor del 1087, convirtiéndose en uno de sus prioratos. El grueso del monasterio se reconstruyó en el siglo XII, sus características lo hacen especial debido al terreno, con una fuerte inclinación que obligó a construir terrazas, después se fue reformando el edificio medieval. Desde la segunda mitad del siglo XVII el monasterio tenía una comunidad reducida lo que no impidió que se proyectara una reconstrucción del conjunto, obra que se emprendió en 1765. Pero en 1790 culminó el proceso de supresión de la casa y la expulsión de la comunidad, después se puso a la venta y se fueron derribando las construcciones, el abandono posterior dejó las ruinas cubiertas de vegetación. Ya en época reciente se ha ido trabajando en el lugar, con excavaciones, estudios y consolidación de los restos.