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						El origen 
						de este monasterio está relacionado con la personalidad 
						de san 
						Julián de Le Mans, que según la tradición fue 
						enviado a evangelizar este lugar de la Galia por el papa 
						Clemente. A su muerte fue enterrado fuera de la ciudad 
						de Le Mans, al otro lado del río Sarthe. Más adelante 
						sobre su tumba se levantó una capilla, después santuario 
						y que más adelante sería la sede de un monasterio del 
						que se tiene noticias desde el siglo VI. Esta casa 
						sufriría los efectos de las invasiones normandas y 
						quedaría abandonado en el siglo IX. En el siglo XI el 
						lugar sería restaurado y llegó una comunidad de monjas 
						benedictinas al frente de la cual se puso su impulsora, 
						Lezeline. Con la ayuda del capítulo catedralicio 
						levantaron una nueva iglesia durante los siglos XI y 
						XII. Durante los siglos XIV y XV la casa sufrió los 
						efectos de la guerra de los Cien Años y más adelante, en 
						1562, los de las guerras de Religión. La comunidad se 
						mantuvo en este lugar hasta la Revolución, cuando se 
						convirtió en iglesia parroquial, función que aún tiene 
						bajo la advocación de Notre Dame. |  |