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						Los 
						cistercienses llegaron a Trois-Fontaines gracias a la 
						iniciativa del obispo de Châlons-sur-Marne, Guillaume de 
						Champeaux (1113-1121) que en 1108, cuando era capiscol 
						de Notre-Dame de París, ya había fundado la
						canónica de Saint-Víctor 
						en aquella ciudad. Guillaume había obtenido unas tierras 
						que sirvieron en 1118 para acoger una comunidad de 
						monjes dirigidos por el abad Roger que
						procedía de Claraval fundada 
						tres años antes por
						san 
						Bernardo, Trois-Fontaines fue su primera abadía 
						hija. El desarrollo de la nueva casa se hizo con rapidez 
						gracias al importante número de donaciones recibidas que 
						hizo de ella un gran centro, económicamente hablando. 
						También tuvo una fuerte actividad expansiva de la 
						actividad monástica con la creación de otros monasterios 
						sobre todo dentro de su entorno pero también en Europa 
						Central. |  | 
					
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						Debido a 
			su aislamiento, esta casa no sufrió de manera directa los efectos de 
			los conflictos relacionados con las guerras de los Cien Años y de 
			Religión. En 1536 adoptó el régimen comendatario y en 1703 fue 
			víctima de un incendio. El lugar quedó abandonado con la Revolución, 
			actualmente todavía se pueden ver las ruinas de la nave de la 
			iglesia de la época fundacional, de la segunda mitad del siglo XII, 
			además de otras construcciones monumentales de la época de la 
			reconstrucción del abad Pierre Guérin de Tencin (1739-53). | 
            
            
         El cardenal Pierre Guérin de Tencin, abad 
			de esta casa (1739-1753)
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