Monasterio de Santa Maria de Gerri

La casa condal de Pallars se convirtió en la principal protectora del monasterio al que hizo beneficiario de donaciones, pero también tuvo que sufrir las intervenciones de los condes sobre los asuntos y propiedades monásticas. De hecho el centro monástico gozaba de inmunidad desde el 849, pero esto no acabó con las intervenciones condales. El 966 consiguió del papa Juan XIII la sujeción directa a la Santa Sede, que teóricamente lo liberaba de las intromisiones episcopales. Sin embargo, la casa condal consiguió el 1096 poner el monasterio de Gerri bajo la dirección de la gran abadía de Sant Victor de Marsella, esta dependencia de la abadía de la Provenza se ejerció en mayor o menor grado, según la situación de cada momento.

Esta situación persistió en los años siguientes. En 1592 una bula papal lo incorporaba a la Congregación Claustral Tarraconense. Ya más adelante, el monasterio se vio afectado por la Guerra de Sucesión, que lo puso cerca de la ruina material. A pesar de ello y la reducida comunidad que tenía, el monasterio continuó manteniendo sus derechos jurisdiccionales. No parece que le afectara particularmente la guerra de la Independencia, tal vez por su situación geográfica. La desamortización y exclaustración de 1835 significó el cierre definitivo del monasterio, la pérdida de las importantes posesiones que tenía en el Pallars y la dispersión y pérdida del valioso patrimonio mobiliario que aún conservaba. La iglesia sufrió más pérdidas a raíz de la Guerra Civil de 1936, como la propia Mare de Déu de Gerri.