Monasterio de San Antonio el Real de Segovia

Por otro lado, los franciscanos también tenían diferencias entre dos ramas, por un lado, los conventuales y por otro los observantes, reformados. En 1455, el rey Enrique IV de Castilla (1454-1474) dio a los observantes un palacete que había construido en la ciudad de Segovia, donde levantaron la iglesia y el convento de San Antonio. Entonces, los franciscanos también tenían dos casas en la ciudad, el convento de San Francisco ocupado por los conventuales y éste de San Antonio.

Las monjas abandonaron el monasterio en 1808 debido al peligro que representaba la guerra de la Independencia, refugiándose en San Martín de Valdeiglesias. El monasterio actual es el resultado de las numerosas reformas e intervenciones, tanto estructurales como decorativas, que se realizaron en este lugar a partir del palacete de Enrique IV, que se convirtió en la enfermería del monasterio. Las dependencias principales de la casa están situadas en torno al claustro grande, la iglesia está presidida por el retablo mayor, barroco (1730), su presbiterio está cubierto con un artesonado. El refectorio está decorado con pinturas murales, del siglo XV, seguramente de la época de los frailes. La sala capitular, de planta cuadrada se decoró en el siglo XVIII, también está cubierta con un artesonado. Las galerías del claustro y las demás dependencias menores también conservan un notable mobiliario.