Esta es
una de las diversas fundaciones monásticas impulsadas
por
el obispo Bartolomé de Joux (?-1157) quien en 1134
puso a disposición de
Bernardo de Claraval este lugar con el fin de que
instaurara una casa cisterciense cosa que se hizo
realidad, convirtiéndose en una nueva hija de la
abadía de Claraval (Aube).
Su primer abad fue Henri Murdac, discípulo de Claraval,
éste dejó el cargo en 1143 cuando se trasladó a la
abadía de Fountains (North Yorkshire, Inglaterra, de
donde era originario) y se convirtió en abad de aquella
casa, en 1147 fue nombrado arzobispo de York. La
fundación se oficializó con el reconocimiento del mismo
obispo y de la Santa Sede con bulas de los papas Eugenio
III (1147) y Alejandro III (1178). Además la casa
recibió el apoyo de los condes de Roucy, lugar situado
al sur de aquí. El asentamiento tuvo un notable éxito y
pudo participar en las nuevas fundaciones cistercienses
de Le Reclus (1142) y Charmoye (1167) ambas en Marne. |
|
Esta época de bonanza también permitió la reconstrucción y
ampliación del monasterio durante la primera mitad del siglo XIII.
Después vendrían los episodios bélicos relacionados con la guerra de
los Cien Años que la afectaron directamente (1359), que obligaron a
su restauración, poco después aún sufriría un episodio de peste. Los
infortunios continuaron durante los años siguientes, ya sea por
cuestiones internas relacionadas con la observancia o, más adelante
debido a las guerras de Religión. La comunidad cisterciense
permaneció activa hasta la Revolución, cuando fue suprimida y poco
después pasó a manos privadas provocando el derribo de la iglesia.
Sin embargo conservó una parte de las dependencias claustrales pero
adaptadas como viviendas. Un bombardeo durante la Primera Guerra
Mundial trajo la ruina para la totalidad del lugar. Durante la
segunda mitad del siglo XX se excavó, se redescubrió la iglesia
primitiva y de acondicionó, manteniendo el estado de ruina. |
Abadía de Vauclair
Dormitorio de los conversos y bodega |