Los frailes de la Penitencia de Jesucristo, conocidos popularmente como frailes del saco, pertenecían a una orden mendicante de corta duración que sólo tuvo actividad durante la segunda mitad del siglo XIII. Su historia ha estado rodeada de leyendas, tópicos e informaciones erróneas debido a la poca documentación que se dispone de esta orden, que no dejó archivos, historias ni cartularios. Prácticamente todas las referencias están basadas en hechos circunstanciales o actos derivados de los cambios efectuados a raíz de su supresión.

Incluso se desconoce la fecha de fundación, esta hay que situarla en la década de los 1240, hay autores que dicen que fue fundado en la época del primer concilio de Lyon (1245). Parece que inicialmente los miembros de esta orden optaron por la vida eremítica, aconsejados por el franciscano Hugo de Digne, pero muy rápidamente adoptaron el sistema de vida mendicante. Aunque se ha afirmado que llevaban un hábito de colores, parece más probable que los frailes del saco se conocen con este nombre debido a la humilde tela con que se vestían.

Frailes del saco, según Historia de las instituciones
monàsticas, Madrid, 1842
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El papa Inocencio IV (1243-1254), que aprobó la orden
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Su fundador (o el que se considera primer miembro de esta orden) fue Raimon Atenulf, un personaje de clase media-alta de la ciudad de Hyères (Provenza) que entró en la orden franciscana y que luego dejó a causa de su salud, luego se casó y tuvo, al menos, un hijo. Más adelante, junto con Bertrand de Manara (Almenara) comenzó a reunir una comunidad a su alrededor.

El año 1251 ya tenía una treintena de casas esparcidas por la región occitana y en un capítulo general celebrado en Marsella se solicitó el reconocimiento de la orden a las autoridades eclesiásticas. Aquella autorización llegó el mismo año 1251 de la mano de Inocencio IV, sometiéndolos a la Regla de San Agustín, aunque al mismo tiempo continuaron utilizando las constituciones inspiradas en la orden dominicana. El año 1255 el papa Alejandro IV les dio un importante impulso, autorizando a predicar. Su vida estaba inspirada en la pobreza y tenían prohibida la decoración (pintura y escultura) y el mobiliario litúrgico ostentoso.

La orden tuvo una rápida aceptación entre la población y en el Capítulo General de París, del año 1258, estaban representados Occitania (cuna de la fundación) además del norte de la actual Francia, Inglaterra y la península Ibérica, básicamente los territorios de la Corona de Aragón. En su rápida expansión llegaron a Inglaterra, Alemania (1264), Italia (1269) e incluso a Oriente (Acre, en 1274). Su casa principal estaba en Montpellier, de la que el fundador fue sub-prior, diferenciándose con otros fundadores de la época en cuanto a su popularidad. En Cataluña, la casa más importante fue la de Barcelona, quizá la segunda en importancia de la orden después de Montpellier.

En 1274 se reunió el Concilio Ecuménico de Lyon II, donde entre otras importantes decisiones, se reorganizaron las órdenes mendicantes de manera que sólo quedaron cuatro de ellas y las demás, entre las cuales los frailes del saco, fueron suprimidas. Aquella supresión se hizo de una manera metódica, facilitando el traspaso de los frailes a otras órdenes y manteniendo las comunidades hasta que éstas desaparecían debido a dicho trasvase o por el fallecimiento de sus miembros. Cada convento tuvo su propio final, pero el nivel de conocimiento de los detalles de los conventos de los frailes de la Penitencia hace que no se pueda concretar demasiado.