Monasterio de Santa Maria de Pedralbes

Se puso la primera piedra aquel mismo año y en 1327 ya se pudo inaugurar. Pese a no estar terminado, en cosa de un año de trabajos el lugar ya era habitable y los espacios disponibles para la primera comunidad que estaba formada por catorce religiosas que procedían del monasterio de Sant Antoni i Santa Clara de Barcelona. A finales del 1327 la reina quedó viuda y a principios de 1328 se retiró al monasterio que había fundado, donde tenía una residencia privada, o palacio. Desde aquí continuó con su tarea reglamentadora y protectora del lugar, con disposiciones y donaciones a su favor. Murió en el monasterio años después, en 1364, donde fue sepultada. La comunidad ya llegaba entonces a cuarenta monjas. La reina había otorgado testamento a favor del monasterio, lo que consolidó su buena posición económica.

Con la guerra de la Independencia, la comunidad tuvo que abandonar la clausura en algunas ocasiones, mientras que en otras también sirvió de refugio a religiosas de varias comunidades que habían sido expulsadas de sus conventos de la ciudad. En 1835, con la desamortización, se clausuró el monasterio, pero las monjas pudieron regresar con cierta rapidez (1838). A diferencia de otras comunidades, estos alejamientos del monasterio no significaron ninguna pérdida notable de patrimonio mobiliario. El cambio de siglo quedó marcado por la presencia de Eulalia Anzizu (1868-1916) dentro de la comunidad, que dio un nuevo impulso al monasterio.

El claustro es de la primera época constructiva. En una segunda etapa (1415-1419) se construyó la sala capitular (seguramente renovación de una construcción anterior) y el segundo piso del claustro. Junto al monasterio de clarisas se instituyó un convento de frailes franciscanos para su servicio, su tarea era atender espiritualmente a las monjas, además de rezar por los fundadores, el lugar que ocupaban es conocido como “el Conventet”. Una de las últimas intervenciones ha sido la rehabilitación del antiguo dormitorio y parte del palacio de la reina como sala de exposición de varias obras de la colección Thyssen-Bornemisza, que más adelante se desplazaron al MNAC y ahora está ocupada por el museo del monasterio.