Este monasterio está dedicado a Clemente de Metz, primer obispo de la diócesis (s III-IV). A su muerte fue enterrado en el cementerio de Sablon donde a mediados de siglo V se levantaría un oratorio dedicado a san Félix de Nola con una comunidad religiosa que lo cuidaba y que se desarrollaría en época merovingia. La vida de esta institución y quedó interrumpida por las invasiones. El obispo Adalberón (929-954) se encargó de su recuperación haciendo venir en el año 946 una nueva comunidad desde la Abadía de Waulsor (Bélgica). Durante el siglo X se llevaron a cabo obras de embellecimiento de la iglesia y de adecuación del espacio funerario dedicado a san Clemente. El 1090 el obispo Heriman trasladó sus restos a la catedral pero su culto continuó en Saint-Félix gracias a los milagros, en esta época se cambió la advocación inicial por la de Saint-Clément. El monasterio quedaría destruido por un incendio el 1178 y seguidamente se reconstruyó.

Saint-Clément de Metz

Saint-Clément de Metz

La abadía de Saint-Clément fue derribada en 1522 con el fin de facilitar la defensa de la ciudad, los monjes se trasladaron al interior de ésta, después de adquirir el terreno necesario se procedió a levantar de nuevo un monasterio que en 1567 ya se encontraba en funcionamiento. Entre el 1669 y 1737 se procedió a la reconstrucción de la totalidad de las dependencias monásticas. Estas acogieron a la comunidad benedictina hasta la supresión del monasterio a raíz de la Revolución (1791), después de la venta del mobiliario el lugar fue utilizado como dependencia militar hasta que en 1855 pasó a manos de los jesuitas que lo convirtieron en un colegio, pero en 1872 fueron expulsados. Posteriormente tuvo otras utilidades, entre ellas la de escuela, nuevamente los jesuitas, un incendio... y ahora ha pasado a manos públicas.

Saint-Clément de Metz

Según la tradición, Clemente sería de origen romano, convertido al cristianismo por san Pedro, fue enviado por éste a evangelizar la Galia. Se estableció en un eremitorio donde lo fueron a buscar los habitantes de Metz para que les ayudara a librarse de Graoully, un dragón que vivía en el anfiteatro. Clemente amansó a la fiera y la llevó al río Seille junto con otras serpientes terribles. También fundó varias iglesias en la ciudad. Más allá de la leyenda, todo hace pensar que realmente habría vivido durante los siglos III-IV, que era de origen romano y que habría levantado una capilla dentro del recinto del antiguo anfiteatro romano en ruinas, edificio que la arqueología dice que fue destruido alrededor del 300 y donde se confirma la existencia de una capilla. A su muerte se enterró en un cementerio cercano y en 1090 el obispo Heriman trasladó sus restos a la catedral.

San Clemente de Metz con el dragón Graoully
Ilustración de Speculum historiale (1396)
Bibliothèque nationale de France

San Clemente de Metz
Vidriera moderna de la iglesia de Saint-Étienne de Gorze

Anfiteatro de Metz (1614)
Grabado de Claude de Chastillon publicado en la Topographie francoise (1641)
Bibliothèque nationale de France