Origen
La
abadía tiene su origen en una donación hecha por el conde San Guerau
de Aurillac (855-909), fundador del monasterio de Aurillac (Cantal),
de unas posesiones que tenía en estas tierras. Aquella donación
testamentaria hecha en el mismo año de su muerte constituyó el
núcleo de una celda monástica que vio incrementado su patrimonio
gracias a otras donaciones hechas por la nobleza. El lugar,
dependiendo de Aurillac, inicialmente era conocido como la Asunción
de Souillac, pero más adelante se cambió la advocación por la de
Santa María. De acuerdo con el orden de la casa madre, Souillac era
un establecimiento benedictino.
Los siglos siguientes fueron de una gran prosperidad, se levantaron
importantes construcciones monásticas, sobre todo en el siglo XII.
Unas ochenta iglesias y prioratos dependían de aquí. |
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Decadencia
Como
la mayoría de establecimientos monásticos, sufrió los efectos de la
guerra de los Cien Años (1337-1453), que incluso despobló las
cercanías y obligó a su repobleción (1447).
En el siglo XVI la abadía pasó a estar gobernada por abades
comendatarios, elegidos fuera de sus muros y a menudo con personajes
desvinculados del cenobio y que no residían aquí. Otro episodio
nefasto para el monasterio fueron las guerras de Religión
(1562-1598), que lo afectaron gravemente. Todo el conjunto fue
saqueado e incendiado, pero la iglesia pudo resistir estos ataques.
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Escalera interior de los edificios monásticos |