El monasterio de clarisas de Palma fue fundado a instancias de Santa Clara de Tarragona que el 1256 consiguió el correspondiente visto bueno del papa Alejandro IV quien además, pidió al obispo Ramon de Torrella su intervención en el asunto y a los frailes menores de auxiliar tanto espiritual como materialmente la comunidad de damianitas. Jaume I también dio su apoyo a la empresa y especialmente a las monjas tarraconenses, concedió privilegios y confirmó las adquisiciones y donaciones destinadas a la construcción del nuevo monasterio. Se adquirieron unos terrenos propiedad de Bernat de Santa Eugenia con la colaboración económica de la casa de Tarragona, operación confirmada por el monarca en 1257.

El 1260 comenzaba la clausura de las monjas encabezadas por sor Caterina (+ 1266) procedente de Tarragona junto con sor Guillema. Seguramente aquel primer monasterio era una adaptación de las casas adquiridas. Se convirtió en una comunidad importante y grande, en 1323 tenía 62 monjas. En 1837, cuando a raíz de las normas desamortizadoras se reorganizaron las casas femeninas, en Santa Clara había 31 monjas a las que se añadieron 34 más de la extinguida casa del Olivar, también en Palma.