La catedral de
Toulouse tiene un origen muy antiguo, la tradición sitúa su
fundación en época apostólica. Muy posiblemente existía en el mismo
lugar del edificio actual un complejo episcopal, ya en el siglo IV o
V. El primer documento explícito de la catedral tolosana es de 844.
En
época románica se levantó una nueva iglesia. Se tiene constancia de
que el 1073 se reformó la institución del capítulo de canónigos,
imponiendo a la comunidad unas normas más estrictas debido al
relajamiento de costumbres que se había generalizado en la mayoría
de canónicas. Esta comunidad mantenía un cierto enfrentamiento por
su rivalidad con los canónigos de Saint-Sernin. En la misma época se inició la construcción de un nuevo
edificio adaptado a las necesidades de la comunidad. Las nuevas
construcciones comprendían la propia iglesia catedralicia, la
iglesia de Saint Jacques, un claustro grandioso y otras dependencias
canónicas y episcopales. Aquellas construcciones incorporaban una
importante obra escultórica, el claustro y la sala capitular, de la
que se conservan vestigios importantes en el Museo de los Agustinos. |
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