Monasterio de Sant Pere de Graudescales

El 960 se menciona al sacerdote Francemir que obtuvo la autorización del obispo y del conde Borrell II para poner la comunidad de canónigos de Graudescales bajo la Regla de San Benito y se nombró al abad Bel·ló, antes canónigo, y se dotó económicamente con bienes diversos. El año 982, el conde Borrell II hizo otras aportaciones de carácter económico y el 1001 el papa Silvestre II le confirmaba sus bienes. En el siglo XI se debió levantar una nueva iglesia pero a finales del siglo XII el lugar fue víctima de un saqueo. Se sabe que con posterioridad a ese hecho se restauraron las construcciones auxiliares de la iglesia pero no hay constancia de vida monástica (siglo XIII), como mucho había una comunidad de clérigos de tipo canonical. En el siglo XV se había convertido en una parroquia y tuvo culto hasta el 1837, desde ese momento quedó abandonada y cayó en ruina. El lugar fue excavado y restaurado durante la segunda mitad del siglo XX.