Tradicionalmente se considera que en este lugar había un
ermitorio que fue ocupado por San Millán, la misma
tradición dice que Fernán González hizo levantar a su
lado una iglesia y que la dedicó a ese santo.
Documentalmente el lugar se conoce desde el 1059. En
1157 el establecimiento fue entregado por Sancho III de
Castilla a la sede episcopal de Burgos y desde ese
momento pasó a estar dirigido por un canónigo,
conservando el título de abadía. |
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