Abadía de Saint-Orens de Lavedan

Más allá de la tradición, la primera noticia concreta de este establecimiento es la dotación de éste, efectuada a mediados del siglo IX por la condesa Faquila, viuda de Donato de Bigorra. Esta dotación básicamente estaba integrada por corderos de carácter rural, ganado y tierras de cultivo. En una fecha indeterminada, a mediados del siglo XI, el monasterio quedó vinculado a la abadía de Saint-Orens de Aush en calidad de priorato. En esta época se habría levantado el monasterio e iglesia, cuyas ruinas todavía pueden verse. Continuó su modesta existencia, con una comunidad muy reducida, en este lugar apartado, visitado por peregrinos de la región. A mediados del siglo XVII sufrió los efectos de los terremotos que trastornaron la región, en ese momento se habría perdido el claustro y tuvieron que llevarse a cabo reparaciones en las dependencias que se podían recuperar. El ligar habría quedado abandonado en el siglo XVIII y, con la Revolución, se vendió, sus piedras sirvieron para otras construcciones. El lugar ha sido objeto de excavaciones arqueológicas.