La
fundación del monasterio de Santa María de Veruela tiene que ver con
la voluntad repobladora de este territorio impulsada por García
Ramírez de Navarra el Restaurador. Dentro de este contexto, en 1145
el rey hizo donación de este territorio a monjes cistercienses procedentes
de la abadía de Escaladieu
(Midi-Pyrénées). El lugar gozó de la protección del poder y Ramón
Berenguer IV (1154), su hijo Alfonso el Casto y el papa Alejandro
III confirmaron y ampliaron aquella dotación fundacional. |
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Gracias a este
patrocinio, el monasterio se convirtió en el centro de un poderoso
dominio, sobre todo en el siglo XIII, bajo la protección de Jaime I.
En el siglo XIV el lugar sufrió los efectos de la guerra entre Pedro
el Ceremonioso (Corona de Aragón) y Pedro el Cruel de Castilla, que
afectó particularmente estas tierras y también el propio monasterio.
Ya en el siglo XV el lugar entró en decadencia y a partir del 1472
comenzó a sufrir la dirección de abades comendatarios. Un siglo más
tarde el monasterio gozó de una importante recuperación que permitió
emprender nuevas obras de construcción en diferentes dependencias
del monasterio. Fue abandonado por los cistercienses a raíz de la
desamortización (1835) y entre el 1877 y 1972 el lugar estuvo
ocupado por los jesuitas. Ahora es de propiedad pública.
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