Monasterio benedictino fundado por san Bernardo de Vienne (c778-842) quien después de servir en el ejército de Carlomagno como oficial, compró el lugar de Ambronay a la abadía de Luxeuil (Alto Saona) que tenía una iglesia y, tal vez, un pequeño monasterio. Hacia el 803 levantó un monasterio donde él mismo ingresó como monje hasta que hacia el 807 fue elegido abad, cargo que mantuvo hasta el 810 cuando fue puesto al frente de la diócesis de Vienne. Después de una época sin noticias de lugar, posiblemente debido a las invasiones, una bula del papa León IX (1050) reconocía los bienes del monasterio y confirmaba el derecho de exención que lo sometía directamente a la Santa Sede. Seguramente disfrutar de este derecho ayudó a su desarrollo económico, en esta época disponía de bienes en el territorio con una larga serie de prioratos que dependían de aquí. En 1115 el abad Didier dio el territorio de Portes a dos de sus monjes que querían retirarse siguiendo las costumbres que san Bruno había impulsado desde la Grande Chartreuse (Isère), este lugar se convertiría en la cartuja de Portes (Ain).

El monasterio no estaba sometido a la autoridad de la diócesis y tampoco tenía dependencia del poder civil hasta que, necesitado de protección, en 1282 se puso bajo el amparo de Felipe I, conde de Saboya, a cambio de la cesión de derechos y que acabó con intromisiones externas en los asuntos de la casa, tales como la elección de abades. Después de un incendio sufrido el 1341, a principios del siglo XV se emprendió la construcción de una nueva iglesia lo que indica que la casa gozaba de un período de prosperidad. En 1469 fue nombrado abad Richard Olivier de Longueil, obispo de Coutances, que sería el primer comendatario de la casa. En 1595 sufrió la guerra que terminó con la incorporación de la región de Bugey desde Saboya a Francia, sus efectos se alargaron en el tiempo hasta que el monasterio se incorporó a la congregación de Saint-Maur, en 1651, que lo mantuvo hasta que en 1790 fue suprimido por la Revolución, durante esta época se hicieron trabajos importantes de construcción y restauración de las dependencias monásticas. Después de la Revolución el monasterio fue vendido pero buena parte de este se mantuvo en pie, a pesar de los destrozos que sufrieron, como en los portales de la iglesia, ésta se convirtió en parroquia en 1802. Tras la su protección se ha ido restaurando. También se conserva el claustro de dos niveles, la parte inferior de alrededor del 1500 y la superior de mediados del siglo XVII.