Este
convento se fundó en 1599 gracias a la voluntad y el empuje que le dio
Ángela Prat (Sor Ángela Margarida Serafina). Con autorización de las
autoridades locales, el mismo año se procedió a la bendición de la
primera piedra de un convento en unos terrenos donados por Isabel
Manrique, marquesa de Montesclaros, en la Riera d'en Prim, cerca de la
calle del Carme. Este establecimiento se puso bajo la advocación de
santa Margarita y pasó a llamarse Real debido al importante apoyo que le
dio la reina Margarida de Austria en sus comienzos. La nueva fundación
fue confirmada por el papa Clemente VIII (1604) y más adelante por Pablo
V (1608). |

El convento el 1806
Dibujo de Eduard Gràcia
Arxiu Històric de la Ciutat, Barcelona |
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Grabado con Àngela Serafina, la
fundadora
Imagen cedida por el Arxiu dels Caputxins de Catalunya i
Balears |

El patio e iglesia del convento
de Ciutat Vella
Imagen cedida por el Arxiu dels Caputxins de Catalunya i
Balears |
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En 1608 Ángela Serafina murió en olor de santidad, incluso se
dieron pasos para su beatificación, pero ésta no llegó nunca a
concretarse. En los primeros tiempos se intentó que vinieran
monjas de Milán para guiar la nueva comunidad, pero esta
iniciativa no se vio realizada. La comunidad de frailes
capuchinos de la ciudad rehusó en un principio hacerse cargo de
la tutela del nuevo establecimiento, por lo que este quedó
vinculado a la diócesis. |

El convento a comienzos del
siglo XIX
Imagen cedida per el Arxiu Gavín del Monestir de les Avellanes |
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Planta del convento de Santa
Margarida,
en 1858
Según Miquel Garriga i Roca. "Quarterons", núm. 52 (detalle)
Arxiu Històric de la Ciutat, Barcelona |

Riera Alta /
Calle Carme |

Superposición del convento con
el plano actual de la zona |

Plano de la zona |
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En 1602, debido a las limitaciones que tenía la
casa de la calle del Carmen, el obispo cedió a la comunidad, de
manera provisional y mientras se hacían las obras de adaptación,
el establecimiento de Montalegre que
habían dejado las agustinas y que en ese momento se había
destinado a seminario. Una vez terminadas las reformas, en 1604,
pudieron regresar ya como convento regular. Ese mismo año
comenzó la obra de la nueva iglesia. Esta comunidad, por ser el
protomonasterio de España, participó muy activamente en las
otras fundaciones: la
Assumpció de Girona (1609),
Sant Carles Borromeu de Manresa (1638), la
Asumpció de Mataró (1730),
etc... La comunidad mantuvo su existencia de manera estable
hasta que con la Guerra de Sucesión las monjas se vieron
obligadas a abandonar el monasterio y refugiarse temporalmente
en Pedralbes. |

Entrada a la iglesia del convento de
las Capuchinas (1874)
Lluís Rigalt (1814-1894]
Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, Barcelona |
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Con el siglo XIX el convento entró en un largo
período de adversidades, empezando por ocupación napoleónica
(1809) y siguiendo con un episodio de fiebre amarilla (1821) que
hizo que una parte de la comunidad se refugiase en Manresa. En
1835 fueron exclaustradas, pero en 1844 pudieron volver,
encontrándose con las dependencias conventuales dañadas debido a
su utilización como cuartel. Exclaustradas de nuevo entre 1869 y
1877, con motivo de la reducción el número de conventos, se
refugiaron en aquellos años en Mataró, cuando regresaron se
encontraron las dependencias tan afectadas que lo pusieron a la
venta para trasladarse fuera de la ciudad; en 1878 se ponía la
primera piedra del nuevo monasterio en unos terrenos situados en
el Camp de Galvany (Sant Gervasi) y en 1881 se establecieron
allí. |

Convento de las Capuchinas (1874)
Lluís Rigalt (1814-1894]
Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, Barcelona |
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